miércoles, 17 de septiembre de 2008

Entre dos amores

(Por Tálamo).
Se cumplían dos años de tortolidad, de aguante mutuo; de ponerle la mesa a la suegrita.
Había que hacer un regalito, y destilando sensaciones de publicidad de chocolate, el Romeo se escribió veinticuatro poemas, en representación de los veinticuatro meses de eso que dicen “novio”.
Llevó a la no vidente a contemplar la salida de la luna; compraron sirah cabernet, fazzolettini a los cuatro quesos y paella unos sorrentinos de calabaza también con todos los quesos suizos y taficeños.
Más tarde el país estaba en vías de superpoblarse: todo telo ocupado en martes a la noche. Siempre uno le esquiva el bulto al mueble más caro, pero afrodita pedía y pedía.
Que el jacuzzi, que un comando de luces, que reposeras en un patio, y aunque el plasma estaba apagado, Venus transmitió en vivo.
Esa mañana, al Hipotálamo se le ocurrió este blog en cooperativa con el suscripto. Refugiándose en su ineptitud informática, dirigía por teléfono, mientras, además, utilizaba la ventana de mensajes como recurso contemporáneo de un Corleone. Se puso en editor, "poronga", que le dicen. Encargó post con cierre de redacción a horas de la noche.
Ya durante la mañana vino la sanción. “Hola”, dijo el que de verdad labura, “no escribiste nada” arengó el explotador. “Tuve que cumplir con mis deberes de amante”, se excusó el trabajador; “no escribiste nada”, volvió a reprochar. “Escribí sobre eso: sobre tu infidelidad a las letras por tu fidelidad a las mujeres”, ordenó con expreso.
¿Ves? por más que uno evite los embates de la concupiscencia, el adulterio se filtra por cualquier cañería.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Muy bueno el blog! López y Aráoz, no los necesito!!!

Hipotálamo dijo...

Lammoglia, fiel entre infieles, las primeras regalías serán para tí. Tiembla Alfaguara, late Nómade. Pongan chombas XXX! Qué reeeco.

Hipotálamo dijo...

Entrar a leebrucelee (una orden? una sugerencia?) cambió mi vida. Ahora puedo bajar de peso sin necesidad de trabajar. Sólo escribiendo! Gracias, Bruce.
De tancan kein!