miércoles, 8 de octubre de 2008

We have a winner



(Por Hipotálamo)
Obama será presidente de los Estados Unidos. Ganará los comicios con amplia ventaja, no suena a rey del mundo pero sí gobernará el país del fast food. Mc Cain seguirá en una bolsa de papas fritas. Lo sé yo, lo sabe el mundo después de la noche de Tennessee. Acaba de terminar el debate entre el demócrata negro tirando a latte de Starbucks y el republicano de boxers azules y camiseta blanca. Es fácil imaginarlos en la intimidad luego de los comicios. El ganador azoteará a su chica Michelle con Tina Turner en el plasma de la Casa Blanca y el otro será azoteado por la rubia Cindy. ¿Quién lo disfrutará más?
Una universidad de Nashville fue el escenario del combate. Ni Martin Luther King ni Don King. Obama subió como el que se sabe ganador. Sólo le faltó mover su mandíbula ante el puño corto del coronel retirado. Las poses los definían. El joven, cómodo en la banqueta, como si escuchara en un pub a Dylan. El viejo, en patitas de pie, algo afeminado por el tiro del pantalón. El negro seguía con su blanca sonrisa al contrincante que anotaba con su irónica zurda quién sabe qué.
Casi me duermo, sí. Pero injusto sería quitar las gracias a Telemundo, tan cortés con América 24. Ahora bien, una de las cosas más impactantes pasó en los detalles de la transmisión. No, no se pegaron entre los candidatos. Sí le faltó Corega a la dentadura del colombiano/mexicano/nicaragüense que dobló al castellano la voz del moderador. Hablaba como Abraham Simpson. Mientras que a Obama le pusieron la voz de un hombre corpulento, aunque dubitativo en algunas construcciones, como cuando a Osama le dijo Obama. Ouch! Siguiendo con la tendencia, una voz débil, sin futuro, fue la que le tocó a Mc Cain. Yo hubiera puesto al Ruso Sofovich, sobre todo cuando rengueó una mueca sobre Putin.
En tanto, el público nunca transmitió clima de unplugged. Sin saludar, fueron directo a preguntas como cómo quieren que confiemos en que ustedes solucionarán el hit de la crisis económica (tiembla la del 30 en los charts) si ustedes nos metieron en este baile. Y Obama cada vez que se paraba parecía listo para el trotecito de Proud Mary. No le hacía falta. Lo mismo dejaba feliz a esa muchacha de 38 años, alejada del matrimonio, versión Saturday Night Live de María Laura Santillán. Mc Cain también mostró su sex appeal. Cerquita del doble de Michael Moore, fue cuando el pelado de pantalón crema, camisa bordó y cliente top de Gillette le dijo que fue marino y se ganó la palmadita en el hombro y hasta la derecha firme. Sondas para Bussi, please.
Para el final, la realidad. Los aplausos los relajaron al punto de cruzarse delante de cámaras y poner el grito en el cielo de don Abraham. También el público se sacó el traje de los estamos juzgando y se sacó fotos con Obama, en cámaras de carcaza negra y amarilla. Ya corría el alargue. Un partido de 90 minutos pasó entre ataques y contraataques. Y el winner seguía ahí, esperando el flash de ese estudiante afro americano que ya tapizó su laptop. La papelera de reciclaje está abajo, en el lugar de siempre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"...el público nunca transmitió clima de unplugged..." ¡Muy bueno! Me encantó el relato. Un abrazo.

Agusita! dijo...

Buenas noches!!!

Paso antes que nada a agradecer el tiempo tomado para pasarse por mi blog unos cuantos dias atrás
No he estado presente,pero retome!
la verdad que muy bueno el relato!
voy a seguir chusmeando!!

beso grande