jueves, 22 de julio de 2010

Cero a cero

(Por Hipkjslkñdjaslkdj)
Cuando la voz de loro dijo bicho por el altavoz del celular, los timbres de frecuencia modulada cortaron el silencio del ómnibus. El bicho abrió los ojos ante los pasajeros, excitados a esta altura del viaje porque el diálogo entre bicho y loro terminara con cambio y fuera. En cambio, el bicho masticó al chicle como si fuera una mosca. El chofer frenó de golpe y un alumno empezó a llorar. El bicho miraba la decepción popular a través de sus lentes de marco dorado. Los compró en 1998, antes de un partido del Mundial. Paraguay y Bulgaria habían empatado sin goles.

No hay comentarios: