jueves, 11 de marzo de 2010

(Por Hipotálamo)
Son palabras al azar, mientras el cigarro une boca, el humo ahoga nariz, entrecierra ojos mirones, tibios ante las teclas hundidas, imponderable bodrio sonoro, como si cada letra fuera igual y necesitara soplarse tres veces seguidas para reavivar la brasa cuando piensa si brasa es con ese o con zeta, apenas un detalle comparado a lo que viene detrás de la hoja en blanco, incierto mantel salpicado de manchas negras delgadas, círculos, colas, mástiles y tajos, porque se cuelan dos hombres metidos con la muerte de alguien, y lo que parece incomodidad en el público es la energía del aparato, toma aire, el humo se pierde por los pocos huecos libres desde que batería, pen-drive, cds y banda ancha son palabras, abreviaturas, sin necesidad de aclaración, como si pensaras en las palabras que usamos sin cuestionamiento y fueran aceptadas de la misma manera por quienes las leen, una pérdida del mensaje, una bifurcación del contenido de todas maneras comprendido por las fallas de ambos polos, como si naif o snob fueran lo mismo y cuando alguien las pronuncia, aunque se refiera a la otra, la cabeza aprobara con el típico meneo de arriba abajo, de arriba abajo y claro, claro.

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