Acaba de pasarme algo difícil de digerir. Y a decir verdad un poco golpeó mi estómago. ¿O habrá sido la cena? No, fue eso, el seleccionar lo que estaba escrito acá, debajo de estas palabras que ahora pintan el blanco, agarrarlas línea por línea, y borrarlas. Nunca más volverán a ser escritas. Nunca en el orden que lo fueron y con el sentido que fueron escritas. Nunca jamás, Michael Jackson. Nunca jamás, oh, Peter Crouch. Y el Ctrl X es una decisión, señores. Dimensionar que lo que yacía en este pueblo era una mierda, que lo podría haber dibujado el amiguito de Word, ese que se hace caja, piensa, guiña… Y como sinceros somos, porque un sábado a la madrugada sólo se es sincero o no se es, estas palabras quizás sean peores que las anteriores, pero son nuevas, mire, señora, lo último del mercado, recién llegado de fábrica. En eso esperó que pase el colega de los crucigramas, uy, dejame ver la espalda, se agachó con dudas, pero mirá cómo tenías, todo manchado de blanco, anduviste durmiendo en la plaza… Y se miraron. Un crucigrama voló, las palabras se confundieron, cómo le va a tocar la pieza. Si lo único que disfruta Alfonso es sacudir su colchón mordido y taparse mientras las lenguas se gritan desde los taxis, otros orinan ríos hasta la vereda, y los condenados, felices, bajan sus fobias y se confunden contra el cartel de la obra en construcción. Fue lo más cercano a un proyecto que estuvieron. Dónde estará el boldo.
2 comentarios:
"espero que
los latidos de esta luz
te hagan feliz."
Espero que no.
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