(Por Hipotálamo)
Times New Roman nunca me gustó. Me recuerda al New York Times, donde alguna vez pensé escribir. Recibí una carta. Requerían mis servicios. Dije yes. A continuación debí ir a un banco a retirar la Visa. Salí exultante, lánguido de bolsas tan caras como su contenido. Fundí posnets y sugerí una nueva sección en el shopping, con chicos como los de los supermercados, pero vestidos de chupín, botas, chupetín, bata, dispuestos a caminar hasta el taxi sobre Coronel Díaz. Al día siguiente, satisfecho mi espíritu consumidor, rodeado de telas y páginas, de discos y perfumes, sangraba por los alfileres del cuarto cartón KSK. Fue cuando sonó el teléfono, invitándome a cancelar las facturas impagas de diciembre. Había llamado a mis amigos por las Fiestas. Nunca me contestaron, pero si atiende el contestador, las monedas construyen castillos en España. Volvió a sonar. Atendí sin hablar, esperé que lo hicieran del otro lado. ¿Un prestamista inglés? No, claro, eran del New York Times. Preguntaron sobre mis trámites y una sobrina que vieron en mi face book. Contesté que había retirado mi Visa, dorada, ya ocre, y que Bianca sólo tenía 13. “Visa, not the credit card, vi-ai-es-ei: Visa”, me aclararon, a risas, antes de cortar. Cuando volví al banco ya era tarde. Se arrepintieron. Nunca fui a New York. Hasta dejé de ver a Woody Allen y le pedí a mamá que basta de Liza Minelli. Argumentó que su sketck era kitsch: o sea, redituable. Parece que los extranjeros amaban su show en San Telmo. Cambié mi parecer. Necesitaba el dinero para los pagos mínimos de la Vi… de la tarjeta de crédito. Después de todo estoy desempleado. ¿Ves? Te detesto, Times New Roman.
1 comentario:
Muy buen post. Genial.
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