lunes, 16 de marzo de 2009
Domingo
(Por Hipotálamo)
Un taiwanés (al que el policía rebautiza chino) come el helado al revés que el policía: abre el envoltorio por la base, ignora el palito, lo toma por la punta y masca la base. Nunca absorve, am, am, am. Una ventana de lata encuadra un campo de llamas azules y naranjas. Las gotas tibias esquivan los pelitos del pecho hasta que besan la tetilla, am, am, am. Un hombre duerme en el asiento sin cinturón de seguridad del Peugeot 504 modelo 94, que está a la venta (llamar al 15-49777064). Una camioneta de músicos vuelve a la ciudad y el plot que invita a escucharlos flamea sobre una punta, la que está despegada desde hace rato ya que abunda la tierra y otro pelito. El taiwanés lava sus manos, pegoteadas por el colorante, con agua fría. La bañera comienza a cubrir las rodillas y el jabón dibuja un lago de hule y bajan ninfómanos desde la cima de la cortina y la espuma del shampoo choca contra el rincón de moho. El conductor del coche despierta asustado. Sonaba el celular.
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1 comentario:
Y un día volvió. ¡Y cómo volvió! Excelente, como siempre.
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