miércoles, 15 de diciembre de 2010

Tu vida siempre ha sido una mentira

Detrás de unos lentes para todo el sol se esconde Valeria Lynch. Supe que era ella por la voz, cuando habló con un tono de parche de nicotina. Gracias, les dijo a unas admiradoras, dos hermanas que la siguen desde siempre y la molestaron para sacarse unas fotos. Sonrió sin quitarse los lentes Valeria Lynch. De hecho, cuando quise ver la cara de Valeria Lynch tuve que adivinar el tabique, suponer la punta de la nariz, y notar cómo se asomaban los pómulos debajo del marco Dolce & Gabbana, cómo el marco ocultaba los ojos y las cejas de Valeria Lynch.
Si alguien me nombra a Valeria Lynch mi mente saca una foto de una mujer imponente, con permanente rubia, y un vestido rojo y tan escotado que las tetas pueden ser operadas. Mi Valeria Lynch no es como esta mujer de pelo rubio pero lánguido, tirado desde las sienes hasta la nuca. Esta Valeria Lynch tampoco usa vestido. Si le pregunto por qué no me dirá que eso ¡ya fue!
Se siente joven Valeria Lynch. Muy canchera con la babucha de jean, un tipo de pantalón impuesto por los futbolistas. Se caracteriza por el tiro bajo hasta las rodillas, una feta de tela que me recuerda cuando no llegamos al baño. Sé que no usa pañales Valeria Lynch. No sé si es feliz pero al menos se ríe bastante. El diario de la provincia le dio una foto en tapa. Tituló: "Valeria llega en su mejor momento". Valeria Lynch leyó ese título.
También es actriz Valeria Lynch. Hasta que subamos al avión se sienta rodeada de tres músicos y dos bailarines, los chicos, unos trasnochados histriónicos que saltan y gritan para que Valeria los mire, imitan voces particulares de la televisión abierta, todo mientras transpiran porque se abrigaron del desvelo (es el vuelo de las 10.45) en camperas Adidas verde loro y sacos de noche con calzado de básquet. De los cinco se distingue el baterista porque habla poco, porque está de negro y porque usa piercings. ¿Te dolió ése?, le pregunta Valeria Lynch, señalándole la moneda de aire en la oreja, con los dientes cerrados, como si quisiera tocarlo.
El baterista está por contarle su historia con los piercings cuando Valeria Lynch no lo deja y de paso nos enteramos todos que su hijo Fede, porque Valeria Lynch tiene un hijo que se llama Fede, ama los tatuajes, que no recuerda si el último se lo hizo acá o acá, que algo más iba a decir cuando la manager apaga el celular y dice que Fede ya no tiene más lugares para otro tribal. Y tiene un carácter, dice Valeria Lynch. Sí, muy mal carácter, dice la manager que se ríe cuando Valeria Lynch le pega un chirlo en la mano.
Las dos son tan compinches que cuando se quedan solas la manager es Susy y Valeria sigue siendo Cristina, María Cristina, como Susy la conoció hasta que llegó el éxito y Valeria Lynch se metió en mi Telefunken sin control remoto, con la permanente y el vestido cuando mi mamá entraba con las bolsas del súper y cantaba mentira, tu vida siempre ha sido una mentira.
Toda esta parte fue escrita para olvidarme del vuelo.
No puedo dejar de pensar que una vez arriba existe la concreta posibilidad de morir, que ese mensaje de texto de despedida pueden resultar mis últimas palabras, que la azafata sea la última persona con la que hable en mi vida. Pero como venía entretenido con las interminables anécdotas de Valeria Lynch todos estábamos relajados. Hasta ahora, ahora que el capitán nos invita a abrocharnos los cinturones y permanecer sentados porque entramos en zona de inestabilidad, que tiemblan las páginas de Clarín, que a nadie le importa Estudiantes campeón, que el ejecutivo de Alico dejó de leer Padre Rico Padre Pobre. Ahora que Valeria Lynch cerró la boca.
No hay que ser muy inteligente para saber que cuando alguien que habla todo el tiempo de repente se calla es porque algo pasa. En silencio, Valeria Lynch pensó en Fede y en las admiradoras del pre embarque, las que le sacaron dos fotos con celular. ¿Serían esas las últimas imágenes de Valeria? ¿Cuál hubiera sido la cobertura de los medios si el avión se caía? ¿Todos los pasajeros anónimos hubiéramos salido en una lista a pie de página, pequeña aunque sea? ¿No seríamos el tema de conversación en todas las mesas navideñas? ¿Vos a quién conocías? Yo era compañero del secundario. Ibamos a irnos a vivir juntos. Era tan buena y así hasta que dieran vuelta la página el año que viene.
Y si les dijera que además de Valeria viajaba Gladys La Bomba, ¿hablaríamos de un día de luto para la música? Ya se había callado Valeria Lynch cuando hizo la cola al lado de Gladys La Bomba. Le pasó por el lado y no se saludaron. Valeria Lynch cortó la anécdota y Gladys La Bomba masticaba chicle y mandaba mensajes de texto, mensajitos.
Gladys La Bomba está alejada de los escenarios, mucho más delgada y elegante que en los años de bailanta. Parece una diputada oficialista, y se da la licencia de usar un pequeño piercing en la ceja derecha, dos incrustaciones flúo. Valeria Lynch vio el piercing de Gladys La Bomba pero no le dirigió la palabra. ¿No había temas de conversación? ¿No eran acaso del ambiente? ¿Hablamos de competencia?
Si Valeria Lynch es el divorcio, Gladys La Bomba fue la primera cita. Una es consecuencia de la otra. Pero no se hablan. Y yo viajo entre las dos, con los oídos tapados por la presión del cielo. Como quiero escucharlas, como por primera vez quiero escucharlas con atención, me aprieto la nariz y soplo, así me sale el aire por los tímpanos. Ahora que escucho de nuevo, el capitán nos anuncia que volvimos a zona de estabilidad. Y siento suspiros, pero ninguna canción.

Pd: Cuando el capitán nos dijo que iniciábamos el bendito descenso, abro la revista "Austral, la revista". Después de las publicidades del champagne Mumm, de los potencialistas de la tarjeta American Express, de la última notebook de Samsung y unas panorámicas para que visitemos la Patagonia (si después de todo la vida es una sola, he dicho) después de todo llego a la doble página auspiciada por Conrad Punta del Este, spa & resort. Bajo el slogan "Estrellas que están cerca, emociones que llegan lejos", presentan la agenda de enero. Esta incluye: la gran final millonaria de póker, la gran final de Conrad Angels, la Summer Cup de tenis, la obra infantil Pinocho, el musical de Les Luthiers, el monólogo de Enrique Pinti y la comedia "Busco al hombre de mi vida, marido ya tuve". Por si fuera poco habrá cata de vinos, charlas literarias con Teté Coustarot y la mejor música: Luciano Pereyra estrena nuevo disco y Adriana Varela dejó el cigarrillo. En tanto, la señora Lynch presentará "Valeria, la máxima", el 24 y 25 del mencionado mes, a las 22.30 (puntual).

1 comentario:

Anónimo dijo...

amazing! felicitations!